En la actualidad, mi trabajo visual está reunido en proyectos ligados a la literatura, la psicología y el ensayo filosófico. Las obras plásticas funcionan como ramos de “flores” (me gusta decirlo) que se abren a partir de la semilla que germina en la palabra. No se trata de una ilustración de lo escrito, ni de una versión visual de lo literario. Utilizo la creación plástica como una forma de conversar sobre diferentes aspectos de lo que convoco. Los temas propuestos (normalmente antagónicos, como el brillo y la decadencia, la temporalidad y lo eterno, lo igual y lo diferente, lo próximo y lo lejano, lo adecuado y lo desmedido) se evidencian en la composición plástica a través de los materiales, su procedencia y el título con que nombro a la construcción resultante, apelando a nutrirla de las inquietudes y las convicciones de quienes la contemplan (ya sean filosóficas, psicológicas, científicas, culturales, sociales, religiosas o históricas). En esta modalidad de “pensar pictóricamente” he realizado el proyecto “La basura del inconsciente” (conjunto de grandes composiciones en técnica mixta sobre bolsas de residuo y otras superficies no convencionales de utilizarse lienzo) paralelamente a la gestación de mi novela “Relapso” (2019). De la misma manera, “Test de Ishihara” (9 pinturas sobre telas de ultra baja densidad) se plasmó durante la escritura de “Una pequeña desilusión” (2021, la más reciente). Por último, las pinturas del proyecto “Las flores del pensamiento” (realizadas con múltiples materiales, hoja de oro entre ellos, sobre manteles donde previamente celebramos cenas con diferentes amigos para quienes cocinamos), acompañan a mi novela “Los arrepentimientos” (2020) publicada durante los confinamientos adjudicados al covid-19.  

Como manifestaciones visibles de un inconsciente cuestionado, mi obra plástica se abre veladamente sobre el tema histórico, personal y social, y sobre la interpretación de los acontecimientos del momento, para proveer un punto de acceso adicional desde donde contemplar lo que nos rodea y, con suerte, entablar una nueva conversación.